CDMX.-El gobierno de Estados Unidos, bajo la administración del presidente Donald J. Trump, exige a México que entregue más de mil millones de metros cúbicos de agua pertenecientes a la cuenca del río Bravo, que corresponden al déficit acumulado en el ciclo 2020–2025 del Tratado de Aguas de 1944. La solicitud se formalizó después de una reunión reciente entre representantes mexicanos y autoridades estadounidenses. El motivo: el incumplimiento de México en sus obligaciones de suministro, considerado por Washington como un factor que agrava la escasez hídrica y las pérdidas en el sector agrícola de Texas.
Durante la reunión con funcionarios mexicanos, las autoridades estadounidenses hicieron hincapié en la necesidad de un “plan confiable” que asegure entregas de agua suficientes hacia Texas. Según el comunicado oficial del Departamento de Estado, el déficit pendiente es de aproximadamente 865 mil acre-feet, lo que equivale a más de 1,066 millones de metros cúbicos.
De acuerdo con el Tratado de Aguas de 1944, México debe entregar un promedio de 350 mil acre-feet por año, sumando 1.75 millones de acre-feet por ciclo de cinco años. La afirmación de Estados Unidos indica que México no alcanzó esa cuota en el periodo 2020–2025.
El incumplimiento ha generado quejas de agricultores y ganaderos texanos, quienes acusan al déficit de provocar pérdidas millonarias en cosechas y afectar el suministro de agua en zonas rurales.
México enfrenta una sequía histórica que ha mermado los niveles de agua en sus presas, lo que dificulta cumplir los compromisos de entrega. Autoridades mexicanas han indicado que la falta de lluvias y las condiciones climatológicas extremas han comprometido seriamente la disponibilidad del recurso
Pese a ello, la presión diplomática aumentó: el gobierno estadounidense ha señalado que evaluará “todas las opciones disponibles”, incluidas sanciones comerciales, si México no cumple los acuerdos.
Organismos internacionales como la International Boundary and Water Commission (IBWC) han advertido que la deuda acumulada podría tener efectos negativos tanto ambientales como económicos, especialmente en regiones agrícolas de Texas que dependen del flujo constante de agua.
El Tratado de Aguas de 1944 fue suscrito para regular la distribución del agua entre México y Estados Unidos: México aporta agua del río Bravo y sus afluentes; EE. UU. aporta desde el río Colorado. El compromiso incluye una entrega quinquenal fija, con posibilidad de ajuste solo en casos excepcionales como sequías extremas.
Históricamente, México ha cumplido sus compromisos, aunque en años recientes las crisis hidrológicas y la presión sobre las cuencas compartidas han generado constantes tensiones. Expertos advierten que la escalada de este conflicto podría afectar las relaciones bilaterales, la agricultura en la zona fronteriza y la seguridad hídrica en ambos países. La administración Trump ha señalado este tema como prioridad diplomática y comercial, lo que podría implicar consecuencias más allá del agua.
Este reclamo de Estados Unidos pone nuevamente en primer plano la fragilidad de los acuerdos binacionales en materia hídrica. Con un déficit superior a mil millones de metros cúbicos y un escenario de sequía prolongada, el cumplimiento del Tratado de Aguas de 1944 se perfila como uno de los desafíos diplomáticos más relevantes entre ambas naciones en 2025.